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Las energías alternativas se toman a Colombia.

Las energías alternativas se toman a Colombia.

Gracias a la reglamentación de la Ley 1715, que da incentivos tributarios a las inversiones en energías renovables, por fin se consolidan grandes proyectos de energías alternativas en el país.

Colombia tiene un enorme potencial de energía renovable. En primer lugar sus niveles de irradiación solar se encuentran entre los más altos del planeta, en especial en el Caribe y la Orinoquia. Por su parte, en La Guajira la velocidad media de los vientos es de 9 metros por segundo (m/s), lo cual asegura una brisa permanente ideal para la energía eólica. Y como si esto fuera poco, las zonas volcánicas, como el volcán Azufral en Nariño, son focos ideales para explotar la energía geotérmica. Sin embargo, y a pesar de todo lo anterior, las energías alternativas no alcanzan a aportar el 1 por ciento del consumo energético nacional.

El año pasado el gobierno reglamentó la Ley 1715 de 2014, que elimina la carga tributaria de los proyectos energéticos renovables, que con los avances tecnológicos han reducido su costo y mejorado su eficiencia. Esta podría llegar a ser una solución a los altos costos que alejaban la inversión en energías alternativas, a pesar de ser más sostenibles y representar un ahorro a largo plazo.

Los casos de éxito de la energía limpia en Colombia

Además, el país ya sufrió en 2015 un gran riesgo de apagón que demostró que no es viable depender de las hidroeléctricas  debido a la inestabilidad climática actual. Desde ese momento quedó clara la prioridad de encontrar nuevas alternativas. “El planeamiento energético del país requiere necesariamente considerar la utilización, despliegue y desarrollo de tecnologías con fuentes no convencionales de energía renovable”, reporta el último informe de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) sobre las energías limpias en Colombia.

Por esto es que la energía limpia a gran escala se ha convertido en una inversión viable y en los próximos años se espera que se multipliquen los proyectos en todas las regiones. Semana Sostenible examina tres megaproyectos que muestran que las energías renovables llegaron al país para quedarse.

Los buenos vientos de jepírachi

El Parque Eólico Jepírachi, que toma su nombre del vocablo wayúu ‘vientos del nordeste’, funciona desde hace 13 años en la alta Guajira. Con esta iniciativa piloto de EPM la empresa decidió estudiar a nivel experimental la viabilidad de la energía limpia para su proyecto productivo. De ese modo, lleva la energía producida allí al municipio de Albania y después la distribuye al resto del país por el sistema interconectado nacional.

La dificultad para alcanzar el acceso universal a la energía en 2030

Hoy, ingenieros colombianos se encargan de operar el parque eólico tras recibir la instrucción necesaria de los desarrolladores de la tecnología. El personal controla el funcionamiento de los 15 aerogeneradores que tienen una capacidad de 19,5 megavatios. Con los años han aprendido a trabajar con la variabilidad de los vientos para sacar el mayor provecho.

“Aunque los costos han sido altos, el aprendizaje científico y la apropiación tecnológica que logramos valen la pena”, cuenta Santiago Villegas, director de Planeación del Negocio de Generación de EPM. Hoy, a partir de la experiencia de Jepírachi, los incentivos tributarios, el mejoramiento de costos y la mayor eficiencia tecnológica tienen planteado un nuevo proyecto eólico en La Guajira, que estaría listo en 2022 en la zona de frontera con Venezuela.

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Parque Eólico Jepírachi y utilización de caña de azúcar en la planta de producción de Bioenergy.

Del carbón al sol

Epsa, filial de Celsia, la rama energética del Grupo Argos, transformará la antigua planta termoeléctrica de Yumbo, que generaba energía a partir del carbón, en una granja solar de 18 hectáreas. En la zona industrial más grande del Valle del Cauca esta empresa le apostó a dejar de lado los combustibles fósiles para favorecer la energía limpia.

Celsia lleva tres años explorando las opciones para adoptar fuentes no convencionales de energía renovable. Su equipo encontró que la energía solar era una opción más económica.  Se puede instalar cerca de los sitios de consumo y sus costos se reducen cada vez más gracias a paneles más eficientes. También combina muy bien con sus proyectos energéticos con fuentes de agua y fuentes térmicas.

Energía que salva vidas: La Guajira

“La energía solar se tiene que meter dentro de la matriz energética y queremos ser los pioneros en implementarla”, explicó Ricardo Sierra, presidente de Celsia. Los 35.000 paneles solares de la granja significarán 6.600 toneladas de CO2 menos cada año. La producción energética es suficiente para generar 16 GWh anuales, lo que equivale al consumo básico mensual de energía de 8.000 viviendas.

Este es el primer paso de la empresa para consolidar un proyecto de energía fotovoltaica en Colombia y Panamá. También tiene planeado abrir más granjas solares en otras regiones, especialmente en la costa Atlántica. La granja solar de Yumbo estará lista para mediados de 2017 y se espera que comience a entregar energía en el tercer trimestre de este año.

La caña llegó a los llanos

Bioenergy es la planta de producción de biocombustibles más grande del país. Es una filial de Ecopetrol, que destinó 14.000 hectáreas en Meta a cultivar caña de azúcar para transformarla en etanol carburante, un biocombustible. Entró en funcionamiento en diciembre pasado tras un accidentado camino lleno de retrasos y sobrecostos.

Aunque Bioenergy arranca endeudada y cuestionada por posibles malos manejos, tiene buena proyección. En especial cuando se espera que el requerimiento de biocombustibles en la gasolina aumente, al pasar del 8 por ciento actual a por lo menos el 10 por ciento en los próximos años.

Si además se considera que los cerca de 500.000  litros diarios que fabrica la planta representan casi un cuarto de la producción total de etanol en Colombia, tienen asegurado un lugar en el mercado.

Las dificultades en la ejecución del plan no deberían interponerse para el funcionamiento de la planta. Ya sea en manos de Ecopetrol o de un comprador, Bioenergy tiene la infraestructura para ser un proyecto viable de biocombustibles. Además, al estar localizado en Puerto López, le presentó a la región un nuevo proyecto productivo en medio de la crisis que dejó la menor extracción petrolera en la zona. Esta es una opción que promete ser más estable, pero que depende del compromiso de la empresa por mejorar sus prácticas y solucionar sus líos administrativos.

Fuente:http://sostenibilidad.semana.com

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